Con un regalo impactante, quería sorprender un cliente a su pareja. Confió en nosotros, dándonos libertad en el diseño, bajo dos únicos requisitos: debía ser una pieza de líneas sencillas y modernas, en el que destacara, por su esplendor, la piedra predilecta de su enamorada: una preciosa esmeralda colombiana.
Decidimos optar por crear un colgante de oro blanco, con el que ambos quedaron realmente encantados. En las siguientes fotografías, recogemos el proceso de elaboración.
PROCESO:
Las 2 piezas principales, se han recortado en chapa de oro blanco de 0,7 mm de grosor. Los curvamos para dar cuerpo al colgante. Además, están preparados los 4 hilos de oro que serán las garras que engarzarán la esmeralda.
Soldadura de las 4 garras a una de las partes del colgante.
Pulido por las 2 caras de cada una de las piezas. Previamente, se lijan con papel esmeril, de granos cada vez más finos, para eliminar cualquier imperfección.
Se atan las piezas con hilo de camaraña, un alambre muy fino, con gran resistencia al fuego, que se utiliza para sujetar partes que han de ser unidas mediante soldadura de aportación con soplete.
La soldadura se hace sobre una peluca giratoria, pues nos permite aportar calor a la parte de la pieza que queremos soldar, con más precisión que si soldáramos sobre una base fija.
Una vez soldada la pieza, esta adquiere una tonalidad oscura, debido al efecto del fuego, que ha creado una película superficial muy difícil de eliminar por medios mecánicos. Para ello, se sumerge en una mezcla de sales y agua destilada, que provocan el decapado de la pieza, dejando la superficie totalmente limpia de impurezas y lista para los siguientes procesos de refinamiento de la superficie del oro, mediante el esmerilado y el pulido.
Con una fresa de bola, montada en el mandril del motor colgante, se procede ha hacer unas muescas que permiten el engaste de la esmeralda. Tras estos pasos, se redondean las garras que sujetan la esmeralda y se vuelve a pulir la pieza.
Con un láser se graban los contrastes donde se certifica la pureza del oro y la marca que nos identifica como diseñadores y fabricantes de esta pieza única de joyería.
Por último, se realiza una limpieza de la joya, mediante un aparato de ultrasonidos, y se le da el pertinente baño de rodio que llevan todas las joyas de oro blanco, para darles un color blanco más atractivo y unificar la tonalidad del metal precioso en las uniones que hemos realizado con soldadura de aportación.
El colgante ya está terminado y montado en collar de oro tipo omega.