Se hacía de rogar una nueva entrevista de la sección “Una joya para tus oídos” de nuestro blog, a través de las cuales, seguimos la pista a las jóvenes promesas musicales que se han formado en el Conservatorio de Monzón. Y quizás haya sido porque esta vez, nos hemos ido muy lejos. Cruzamos “el charco” para dirigirnos, concretamente, a Los Ángeles, actual ciudad de residencia de Ignacio Cuello, un joven, e inquieto, violista montisonense.
Ignacio cursa un postgrado en la “University Southern California”, con una beca, y además, puede contar, orgulloso, que recientemente ha sido seleccionado por el centro para ser profesor de viola de alumnos que no están estudiando viola como principal instrumento.
Porque las joyas a veces son un don, una persona… escuchamos a Ignacio Cuello.
A la temprana edad de cinco años, comienzas a dar clases de piano. Hemos leído, que cuando a los ocho quieres ingresar en el Conservatorio de Monzón, solo quedan plazas para viola y violín. ¿En alguna ocasión has vuelto a recordar ese momento y preguntarte “y si…”?, ¿volviste a retomar las clases de piano?
Cuando mis padres me preguntaron si quería comenzar a estudiar música en el Conservatorio de Monzón, fui con la convicción de estudiar piano porque era el único instrumento que conocía, pero tuve que elegir entre dos instrumentos nuevos para mí; el violín y la viola. Recuerdo, claramente, que mi madre me acompañó a la inscripción y me preguntó qué prefería. Yo, sin pensármelo dos veces, le dije que el violín era demasiado agudo y que prefería la viola, aunque no conociera el instrumento. No me costó mucho acostumbrarme, porque cuando tienes siete años, todo resulta más fácil. Además, y afortunadamente, mis padres y mi hermano han sabido aguantarme en casa hasta ahora.
Como muchos niños de siete años, no me inscribí en el conservatorio por querer dedicarme a la música, sino porque mis padres me lo propusieron y porque me gustaba el piano, pero estoy bastante seguro que habría sido más difícil hacer carrera con el piano que con la viola, sobre todo, por la gran cantidad de pianistas y por las reducidas salidas profesionales que ofrece este instrumento en comparación con otros.
Finalmente cursas grado medio de viola y grado medio de violín. Aunque dominas ambos, ¿son las mismas sensaciones las que te aporta tocar cada instrumento?
Cuando decidí que quería empezar a tocar el violín tenía diecisiete años, por lo que llevaba tocando la viola diez. La diferencia entre uno y otro no era demasiada, y no me resultaba demasiado difícil cambiarme de un instrumento a otro. Con el tiempo, me di cuenta de que la mejor idea sería invertir todo el tiempo en uno. Si comparo los dos instrumentos, el violín tiene un timbre muy interesante, y con mucha proyección, así que siempre que puedo lo toco; en cambio, la viola tiene un sonido más dulce, y con un registro más grave, el cual le da un carácter más melancólico que siempre me ha atraído.
Podríamos decir que la viola, para la mayoría de nosotros, es una gran desconocida. ¿Qué papel juega dentro de la orquesta?
La tesitura normal de la viola se sitúa entre el registro agudo de los violines, flautas y trompetas y el grave de los contrabajos, violonchelos, trombones y tubas. Es un registro muy importante en una orquesta, porque hace de puente entre el grupo de los agudos y el de los graves y, a la vez, cumple un papel vital a la hora de dar forma al sonido en la orquesta. Dicho de otra forma, sin contrabajos, una orquesta podría perder el ritmo fácilmente, a la vez que sin violines, las melodías se perderían; la viola es el encargado de unir ambos grupos y de dar forma a lo que ellos hacen, para que el público disfrute más de la obra.
¿Consideras que se encuentra en cierta “desventaja” respecto a otros instrumentos de cuerda, como el violín o violonchelo, en cuanto a que pueda tener escasez de protagonismo o menor repertorio para solista?
Siempre ha habido una cantidad mucho mayor de solistas que tocan el violín y el violonchelo, pero el principal motivo es el rol que la viola ha tenido a lo largo de la historia. En la época barroca y clásica, violinistas tocaban la viola cuando las obras para orquesta y música de cámara lo requerían, aunque también hay casos puntuales de compositores tan conocidos como J.S.Bach, o J.Haydn, que tocaban la viola.
En el último siglo, compositores como Paul Hindemith, Béla Bartòk, Krzysztof Penderecki o William Walton compusieron obras que se escuchan en la mayoría de salas de conciertos en la actualidad. Estos autores, aunque cada uno de forma diferente, dieron un trato muy especial a la viola, gracias al cual se ha visto aumentado el repertorio solístico de ésta. La gran parte de repertorio escrito para viola solista esta compuesto en el siglo XX, y eso se debe a una búsqueda de nuevos timbres por parte de los compositores.
Tras estudiar en la Escuela Superior de Música de Cataluña, viajas hasta L. A para cursar un postgrado en la University Southern California con una beca, ¿en qué te especialistas exactamente?
Actualmente, estoy cursando un Graduate Certificate, que equivaldría a un postgrado de dos años en España. Este curso se dirige a músicos que ya poseen el Grado Superior de Música, y que se quieren especializar en la interpretación de su instrumento de forma intensiva. Gracias a la beca que la propia universidad me proporciona, recibo clases de viola individuales, clases de música de cámara, orquesta, y una clase que se especializa en mejorar la preparación de audiciones para orquesta.
Recientemente, he sido seleccionado para ser el profesor de viola de los alumnos de la universidad que no están estudiando viola como principal instrumento, lo cual es un verdadero orgullo, porque aquí el nivel musical es muy alto, ya sea en alumnos que estudian otras carreras u otros instrumentos.
Y, ¿cómo fue la primera vez que cruzaste el charco para quedarte a vivir en L.A?. Actualmente, ¿cómo es tu vida allí?
El primer año fue una experiencia muy especial, porque tenía ante mí una cantidad enorme de posibilidades, que no había conocido antes. El viajar siempre me ha gustado, pero nunca lo había hecho tan lejos y para quedarme tanto tiempo, así que decidí empezar una nueva vida, de cero: costumbres nuevas, y no sólo americanas, sino de todo el mundo; un idioma distinto, con acentos de todo el mundo, lo cual me supuso bastante dificultad al principio; una alimentación diferente, comida mexicana, americana, koreana, japonesa, india, china…; y un ritmo de vida mucho más acelerado.
Vivo en una casa que pertenecía a una hermandad japonesa, de la cual ya solamente queda el nombre y el edificio. Es una casa muy grande, en la que vivimos quince personas de diferentes carreras, edades y procedencias. En ella vivimos tres españoles, lo cual es una gran suerte, porque no somos muchos por aquí. Cada día voy a las aulas de la universidad y practico viola, luego voy a orquesta o hago ensayos con mi grupo de música de cámara. También toco para películas, que los estudiantes de la universidad graban, o toco fuera de la universidad en conciertos con grupos de cámara, orquestas y grabaciones.
Has asistido a muchas clases magistrales impartidas por músicos increíbles. ¿Cuál ha sido la lección que más te ha calado?
He asistido a clases durante muchos años y tengo cuadernos con notas por toda mi casa. Me es casi imposible decir qué lección fue la que más me ha impactado, aunque mi antiguo profesor, Ashan Pillai, fue quizás, quien más me haya influido. Él es al que le debo una gran parte de lo que estoy haciendo ahora. Considero que todas sus lecciones fuero magistrales para mi.Ya sabemos que como en casa en ningún sitio, pero tú, que has viajado tanto, ¿con qué rincón del mundo te quedas?, ¿es el conocer otros lugares y culturas el mayor privilegio de tu profesión?
Considero que viajar es el mayor privilegio de un músico, pero también creo que no es tan importante el lugar como las personas que allí encuentras. No tengo la menor idea de dónde voy a acabar, pero, desafortunadamente, la familia y los amigos del pueblo no están en todas partes.¿Te has animado alguna vez a componer algo?
Compuse un dúo para viola y fagot cuando estaba en Barcelona, pero no he vuelto a componer nada más. Nunca se sabe, quizás algún día me apetece y compongo alguna obra. Aunque no lo parezca, es tan difícil como tocar un instrumento, porque requiere de técnica, experiencia e ideas interesantes.
Este año estuviste de Gira por China y tocaste con motivo del Año Nuevo, que retransmitió en directo la televisión pública del país, ¿cómo fue la experiencia?
Toqué con una orquesta llamada Debut YMF, con residencia en Los Ángeles, y después de hacer varios conciertos por el sur de China, tocamos para el concierto de fin de año occidental. Fue una experiencia muy divertida y con muchas sorpresas. Recuerdo que pusieron unas telas muy finas delante de la orquesta en las que proyectaban imágenes mientras tocábamos. Además nos acompañó un coro al interpretar el “Danubio Azul”, de J. Strauss.
Vi muchas cosas que me impactaron, como por ejemplo, la mirada de sorpresa de los asistentes, pues aun siendo ciudades de cientos de miles de habitantes, no están acostumbrados a ver blancos. También aprendí que las culturas son muy diferentes entre si, y no por eso son descartables, cada una tiene sus cosas buenas. Lo percibí en Moscú, cuando fui hace varios años a tocar durante una semana, ya que la hospitalidad con la que se recibe personas de extranjeras, es muy distinta a la que estamos acostumbrados a ver en España, por ejemplo.
¿Es muy grande la presión que se soporta a tales niveles?
Lo que al final cuenta es cómo aceptas lo que las personas que te rodean te digan, ya sean grandes solistas, o tus compañeros de piso. Cuesta un poco, pero al final te haces a la idea y soportas casi todo lo que te venga por delante.
Ahora, hace muy poquito que has estado por Monzón pero, ¿cómo llevas el estar tanto tiempo fuera?
Me costó mucho el empezar a vivir en Los Ángeles, pero como tenía que hacer tantas cosas, no tuve ni tiempo para pararme a pensarlo. Ahora, que he estado recientemente tres meses en Monzón, he podido estar en casa y descansar, ver a la familia, amigos… Puede que más adelante tenga tantas ganas de volver a casa que no pueda soportarlo, pero ahora que ya me he hecho a la idea, lo llevo bastante bien.
Musicalmente hablando, ¿alguna meta en concreto por conseguir?
Cumplir otro año genial en la USC y seguir trabajando, buscando nuevas oportunidades y tocando junto a músicos interesantes.
¿Cómo se preparan los próximos meses?
Tengo varios proyectos entre manos, pero me gustaría ganar experiencia para poder presentarme a orquestas profesionales, buscar un grupo de música de cámara con el que poder hacer buena música, y dar clases de viola.
¡Muchísimas gracias por tu tiempo Ignacio y suerte en todos tus proyectos!
*Os podéis deleitar con este vídeo de Ignacio con su grupo de música de cámara, en Los Ángeles: